Es una pena pero el movimiento del 15M, o cambia de rumbo por completo, o va directo al fracaso.
Un movimiento social de cambio, tendría que tener clara su hoja de ruta:
1 - Movilización del descontento general.
2 - Encauzarlo hacia un solo objetivo.
3 - Forzar el cambio.
Bueno, pues las acampadas han hecho muy bien (inmejorablemente en un primer momento) el primer punto. Pero se están revelando incapaces de llegar al segundo y, en consecuencia, el tercero empieza a parecer cada vez más una utopía impracticable que una posibilidad realista.
Pero, ¿por qué son incapaces de encauzar el descontento general hacia un solo objetivo? Pues porque han confundido motivos de descontento con objetivo. No hay nada concreto, fácilmente identificable y que aúne todas las voluntades descontentas: no lo hay porque lo quieren todo y lo quieren ya. Se han marcado muchos objetivos, muchísimos, en todos los campos sociales, políticos y económicos. Y se han metido en una estrategia asamblearia que no hace sino ahondar en el error al recoger cualquier muestra de descontento y añadirla a unos listados interminables para debatirlos eternamente: un marasmo de peticiones, deseos, odios, propuestas, opiniones, asambleas, etc. que amenaza con devorarlo, que lo mantiene completamente inoperante, que lo va a atomizar y que lleva camino de provocar su autodestrucción.
La Revolución Francesa tenía tantas intenciones o más que el 15M, pero los personificó en un único objetivo, concreto, reconocible, que los unía a todos y, esto es lo más importante, que abriese la puerta a todos los demás cambios: acabar con la Monarquía Absoluta (y detrás vendrían la declaración del hombre y el ciudadano, la libertad de asociación, etc.). Un poco antes, la Guerra de la Independencia estadounidense lo hizo exactamente igual: echar a los ingleses (y después vendrían las libertades políticas, la constitución, las ideas liberales, etc.). Ghandi para lograr la independencia de la india, la democracia y los derechos de los Indios, otro tanto: a por los ingleses. Mandela para lograr los derechos de la población negra en Sudáfrica, su progreso, etc. exactamente igual: acabar con el Aparheid. Y así podría seguir casi indefinidamente poniendo ejemplos de éxitos revolucionarios: Un único punto que abra la puerta al cambio, y a conseguirlo sin descanso ni negociación. Y luego todo vendrá paulatinamente.
Pero el 15M se ha quedado en movilizar el descontento y no lo ha canalizado hacia un objetivo común que permita luego desencadenar todos los demás. Y a día de hoy, el único objetivo que puede cumplir todo eso y abanderar el movimiento para dirigirnos al cambio es sólo una cosa: la reforma de un sistema político caduco y corrupto (Ley electoral, separación de poderes y democracia participativa).
O sea: una Reforma Constitucional Ya.
Sí, tranquilos que no es tan terrible, para eso está la Constitución, para adaptarnos a los tiempos sin tener que guillotinar a nadie. Y por supuesto su reforma conllevará su correspondiente proceso constituyente, el debate de todas las propuestas y la inclusión de las reformas necesarias.
Mientras no lo hagamos, estamos cometiendo los mismos errores y torpezas del Mayo del 68 francés: ¿Qué querían? Todo. ¿Qué consiguieron? Nada.
Aún estamos a tiempo para reconducir esto, sí, pero estamos jugando contrarreloj y cada día que pase será más difícil mantener a la sociedad movilizada sin que vean claramente para qué.
Así que, si queremos que el 15M sea algo más que una anécdota en la historia, ¡marquemos el camino y marquémoslo ya!